domingo, 30 de noviembre de 2008

Tú mi ancla y yo quien te recuerda

Llegó la noche y se vuelve larga sin ti. Minutos de incontables segundos, momentos de incertidumbre, de pena y añoranza. No basta con ver las luces en el cielo, no es suficiente ver brillar a un astro redondo ubicado en el centro del firmamento, es necesario pensarte y tenerte presente siempre.
Un día me metí en la cabeza que tu eras mi sendero a seguir, que quería guiar mis pasos por cada lugar por donde tu fueses. Mis ojos no podían ver otra cosa sino tu rostro, tu piel, tu cuerpo. Yo me había enamorado hasta de la silueta que marcaba tu sombra. Eras tú, mi sol y mi luna, tus ojos mis estrellas, tu mirada un tesoro escondido, tu corazón un regalo preciado, tu cuerpo moreno un río caudaloso de deseo, tu vida la mía. En fin, mis deseos, gustos y anhelos se refugiaban en tu nombre.
Se y creo con convicción, con fé y esperanza que el amor todo lo puede, todo lo soporta y todo lo supera. Se tambien que este sentimiento cuando es verdadero no hace mal a nadie. Enfrenta los temores, despeja dudas y solo da firmeza a dos corazones enamorados.
Entonces, para que voy a dibujar sonrisas en mi rostro si desde el día en que partiste agaché la mirada, para que guardar un espacio en mi corazón si ya ni siquiera eres mi inspiración. Duele decirlo, lastima aceptarlo, pero tus motivos fueron decepción para este desquebrajado órgano de mi cuerpo, que aún siendo pequeño guardó un inmenso amor por ti.
Quisiera asegurar que la vida continúa, que el rumbo sigue y que apenas tengo veinte y algo de primaveras como para sufrir por amor, quizá sea así o talvez yo tenga razón, pero la realidad de mi vida es otra. Desde que abro mis ojos al amanecer te pienso, pasa el día y te extraño, llega la noche y me haces tanta falta que puedo oir a mi corazón llamarte y a mi boca esperarte para que seques las ancías de amarte, de tenerte y abrazarte.
"Angelito me mata tu ausencia, me duele el olvido" no es una plegaría y tampoco una petición, es simplemente la voz que sale del alma, un alma que llora, que espera y que lo siente todo.
Yo no se si agradecerte por un día haber llegado a mi vida o odiarte por haberte marchado y dejarme casi en agonía. Ya ni siquiera se que será de ti, pero sabes muy bien que estes donde estes yo siempre le pido al Creador por tu vida. Son mis deseos que tu presente tenga valor y tu futuro se construya de manera llevadera.
Podría pasarme la noche entera llenando hojas vacías con letras desesperadas y con tinta desgastada, pero no quiero que me invadan los recuerdos de lo que un día tu y yo construimos, no pretendo que el sentimiento me acuse y que las almohadas sean pañuelos de lágrimas inmensas y sentimientos profundos. Sería ahogarme en mi propio río y sin ti ni siquiera se nadar, no tengo sentido ni dirección para llegar a las orillas, pero me quedo con un noble corazón que me sirve de flotador, que aún en la tormenta me tiene respirando, moviendo los pies para no ir más abajo, sino sacar la cabeza a la superficie y mirar hacia adelante en busca del primer barco que me rescate. Entonces el ancla bajará y se posará en la profundidad. Mis pies conquistarán terreno firme y allí en paz seré un feliz capitán. No se si estarás a bordo o si te quedarás bien al fondo, debajo del ancla.

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